Durante la historia, el Mastín Español ha acompañado a los rebaños de ovejas transhumantes que recorrían las cañadas reales leonesas atravesando de Norte a Sur la Península Ibérica, defendiendo al ganado del ataque del lobo; el Mastín Español contaba con la protección de su abundate papada así como con carlancas o carranclas, especie de collares gruesos de metal con pinchos.
En algunos lugares es conocido como perro merinero por acompañar al ganado ovino de raza merina. A finales del siglo XIX con la desaparición de la Mesta y de los traslados de ganado, el Mastín Español sufrió un retroceso, que se acentuó durante el siglo XX y de forma más drástica después de la Guerra civil española y su consiguiente periodo de escasez.
El primer patrón racial del Mastín Español fue realizado por la FCI en 1946, basándose en las características de tres ejemplares del centro de España, estos ejemplares eran del tipo ligero, que aún quedaban en las explotaciones ganaderas y que también eran usados para la caza.
En 1981 se creó la Asociación Española del Perro Mastín Leonés, que organizó un programa de cría buscando el tipo de mastín grande y fuerte de tiempos pasados y redactó un nuevo patrón racial.
Buscar los orígenes del Mastín Español fuera de España es cosa inútil porque es hijo legítimo de la trashumancia y de las condiciones ambientales y sociales de la península ibérica.
El mastín es un mixto entre un luchador y un caminante.